Un día, partieron muy lejos y se instalaron en un gran valle. Los hombres habían aprendido a hacer ladrillos muy sólidos; se sentían muy fuertes y orgullosos. Entonces decidieron construir un hermoso pueblo, con una torre tan alta que llegara hasta el cielo. Empezaron a edificar la torre que muy pronto llegó cerca de las nubes.
Pero Dios pensó que esos hombres eran muy orgullosos. ¡Él les había dado la Tierra y también querían el cielo! Para detenerlos, Dios cambió las palabras.
Y, de pronto, los hombres fueron incapaces de comprenderse porque cada uno hablaba una lengua diferente. Como ya no podían hablar entre sí, fueron incapaces de trabajar juntos y no pudieron terminar de construir la torre.
Entonces se separaron para extenderse por toda la tierra y la torre abandonada recibió el nombre de Babel.
Tomado de Gilles-Sebaoun É., Roederer C.. (1999). Mi Primera Biblia. 3a reimpresión México: Megaediciones.
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