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sábado, 19 de febrero de 2022

La tierra prometida

Imagen cortesía de Biblia para Niños vía YouTube (youtube.com) Todos los derechos reservados,

 

Por fin el pueblo de Israel llegó a Canaán, la Tierra Prometida. Moisés había muerto un poco antes a causa de su avanzada edad  ¡El viaje había durado 40 años!

Los israelitas empezaron poco a poco a vivir felices en la tierra de Canaán y eligieron un rey: Saúl. Pero, durante su reinado, los israelitas tuvieron que hacer la guerra a sus enemigos, como los filisteos. 

Un día, cuando los ejércitos de los israelitas y de los filisteos se preparaban para enfrentarse, un guerrero filisteo salió de las filas y propuso luchar, solo, contra un soldado israelita. Si él ganaba, los israelitas serían esclavos de los filisteos.

Un día, cuando los ejércitos de los israelitas y de los filisteos se preparaban para enfrentarse, un guerrero filisteo salió de las filas y propuso luchar, solo, contra un soldado israelita. Si él ganaba, los israelitas serían esclavos de los filisteos. 

Ese guerrero, que se llamaba Goliat, era un hombre gigantesco, más grande que un oso y más fuerte que un león. El rey Saúl se sentía muy incómodo ¡porque nadie podría vencer a tal coloso! Sin embargo, un pastor, llamado David, se dispuso a luchar contra Goliat. No tenía miedo: decía que Dios estaba con él. David era el hombre que Dios había escogido para convertirse en rey a la muerte de Saúl. 

David rechazó la armadura y la espada de Saúl, eran muy pesadas para él. Algunas piedras y su honda le bastarían.

Y David, el pastor, se presentó ante Goliat para combatirlo. 

El gigante llevaba una armadura y una espada temible, así como una enorme lanza. Cuando vio a David, estalló en carcajadas. Para Goliat este adversario era insignificante y ridículo: ¡ni siquiera estaba armado!

Pero David tenía una gran confianza en Dios. Avanzó hacia el enorme gigante vestido de metal, colocó una piedra en su honda y la lanzó con todas sus fuerzas. La piedra pegó en la frente de Goliat, que se desplomó pesadamente sobre el suelo. David tomó entonces la terrible espada del filisteo y le cortó la cabeza. Cuando los filisteos vieron que su campeón estaba muerto, huyeron. 

David fue un gran rey y, cuando murió, su hijo Salomón llegó también a ser rey. Era muy joven y no conocía muy bien el oficio de rey. 

Una noche, durante un sueño, Dios le preguntó a Salomón qué deseaba, Salomón le respondió que quería ser un rey sabio, justo y bueno. Entonces Dios hizo de Salomón un gran sabio y, además, le ofreció la riqueza y la gloria. Jampas hubo un rey más sabio y más justo que Salomón. Un día, dos mujeres se presentaron ante el rey Salomón con un bebé. Las dos pretendían ser las mamás de ese bebé. Salomón propuso entonces que dividieran el bebé entre las dos mujeres. ¡Así que tenían que partirlo en dos pedazos!

Una de las mujeres aceptó que partieran al niño por la mitad, la segunda se negó llorando de pena y suplicó que le dieran el bebé a la otra. Así, Salomón supo quién era la verdadera madre; la que había suplicado que no mataran al niño y había preferido regalarlo. 



Tomado de Gilles-Sebaoun É., Roederer C.. (1999). Mi Primera Biblia. 3a reimpresión México: Megaediciones.


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