Imagen cortesía de Silvita Blanco (silvitablanco.com.ar) Todos los derechos reservados.
Esa misma noche, Dios envió un ángel a los pastores que cuidaban sus rebaños no lejos de Belén. El cielo de la noche se iluminó con gran luz. Cuando los pastores vieron esta inmensa claridad, se asustaron. Pero, en ese momento, se apareció un ángel en el centro de la luz. Les dijo que tenía una maravillosa noticia que darles: acababa de nacer un bebé en Belén y ese niño era el Mesías. El ángel les explicó a los pastores que lo encontrarían acostado en un pesebre.
Los pastores se fueron inmediatamente a Belén y encontraron con facilidad el establo donde dormía el bebé. Desde que vieron al pequeño Jesús, el hijo de Dios, lo amaron con todas sus fuerzas y se arrodillaron ante Él.
Durante los días siguientes, los pastores le contaron a todo el mundo que el Mesías prometido por Dios había llegado, al fin, a la Tierra, y que ellos lo habían visto.
Tomado de Gilles-Sebaoun É., Roederer C.. (1999). Mi Primera Biblia. 3a reimpresión México: Megaediciones.
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