Iban dos mulos por el camino; uno cargado de avena y, el otro, orgulloso con el dinero recaudado de los impuestos.
Pero en eso se presentaron unos bandidos y, queriendo robar el dinero, se precipitaron sobre el mulo que lo llevaba, sujetándolo con fuerza. Como el animal no se estaba quieto, lo golpearon hasta robarle la carga.
-¿Es esto lo que me prometieron?- se quejaba el mulo-.A mi compañero nada le ha ocurrido, y a mi, me han herido en todo el cuerpo.
-No siempre conviene un alto empleo -repuso el compañero.
MORALEJA
Las riquezas tientan al ladrón
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