Hace muchos años, vivía en un pueblecito un hombre que tenía una yegua. Cierto día, el animal escapó del corral y los vecinos se lamentaron por él.
-¡Qué desgracia! ¡Has perdido tu único caballo! ¡Eso sí que es mala suerte!
Pero el hombre les respondió:
-Puede ser para bien o para mal, nunca se sabe.
Los vecinos, sorprendidos, pensaron que el pobre hombre se había trastornado por la pérdida.
Al cabo de un tiempo, la yegua regresó seguida de una tropilla de caballos salvajes.
-¡Cuánta razón tenías! -dijeron los vecinos al ver que el hombre poseía ahora cuatro caballos-. ¡Eso sí que es tener buena suerte!
-Puede ser para bien o para mal-volvió a argumentar el hombre.
Pasó un mes y el gobernante de su pueblo declaró la guerra al pueblo vecino. Como necesitaba soldados, reclutó a todos los jóvenes que tuvieran caballo. Así, el hombre vio con dolor cómo sus hijos partían a la guerra a lomo de los nuevos caballos.
MORALEJA
Nunca se sabe si un acontecimiento traerá a la larga dicha o desdicha.
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