Cierta vez un hombre estaba sembrando caña en su campo cuando pasó por el cielo una golondrina.
Al ver lo que el hombre estaba haciendo, el ave voló para advertir al resto de las aves.
-Si la caña que está sembrando crece -les dijo-, podrán fabricar jaulas en las que atraparnos.
Debemos darnos prisa y arrancar todas las semillas antes de que germinen.
-¡Qué idea más tonta! ¡Como si la caña creciese de un día para otro! -dijeron las demás aves.
Pasado un tiempo, la caña creció y, aunque los pájaros intentaron arrancarla con sus garras y sus picos, fue imposible: las plantas se habían hecho fuertes y duras, y ya no había nada que hacer.
La golondrina, viendo que pronto su vida iba a estar en peligro, le pidió protección al agricultor.
Desde entonces pudo vivir segura, mientras que las demás aves fueron cazadas y encerradas por otros hombres en las jaulas que fabricaron gracias a la caña.
MORALEJA
Es más fácil eliminar el peligro en los comienzos que cuando ya está instalado.
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