Tomado de Gilles-Sebaoun É., Roederer C.. (1999). Mi Primera Biblia. 3a reimpresión México: Megaediciones.
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Curaba enfermos y le devolvía la vista a los ciegos. Incluso resucitaba a los muertos.
Mucha gente había oído hablar de este hombre maravilloso que hablaba del amor de Dios y hacía milagros.
Y, cuando Jesús llegó con sus discípulos a la ciudad de Cafarnaúm, la multitud acudió para verlo y escucharlo.
Un día, unos hombres que llevaban en una camilla a un hombre paralítico, trataron de acercarse a Jesús, ¡pero había demasiada gente a su alrededor! Entonces se subieron al techo de una casa y bajaron la camilla cerca de donde estaba Jesús. El paralítico creía en Jesús y pensaba que él podía curarlo. Jesús se inclinó sobre el hombre inválido y le dijo: "¡Levántate y anda!" Y el hombre, que creía con tanta fuerza en Dios, se levantó de su lecho y caminó.
Jesús curaba a los enfermos para demostrar que Dios los amaba.
Una mañana, Jesús atravesaba el lago de Tiberíades con sus discípulos. En la otra orilla, lo esperaba una numerosa multitud. Eran miles de personas que querían escuchar las palabras de Jesús. El les hablo durante mucho tiempo, hasta el anochecer. ¡Todo el mundo empezó a tener hambre, pero no había nada que comer!
Jesús y sus discípulos solo tenían cinco panes y dos peces.
Sin embargo, Jesús pidió a sus discípulos que alimentaran a la multitud.
¡Era imposible, había más de cinco mil personas! Entonces Jesús bendijo los cinco panes y los dos peces y luego los partió. La distribución empezó: un pedazo de pan y otro de pescado para ti también y seguía habiendo más y más, a medida que los discípulos lo distribuían. ¡Cada uno de ellos recibió un pedazo de pan y una ración de pescado!
Y, cuando todos quedaron saciados, ¡todavía sobro suficiente pan como para llenar doce cestas!
Tomado de Gilles-Sebaoun É., Roederer C.. (1999). Mi Primera Biblia. 3a reimpresión México: Megaediciones.
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Cierta vez un hombre estaba sembrando caña en su campo cuando pasó por el cielo una golondrina.
Al ver lo que el hombre estaba haciendo, el ave voló para advertir al resto de las aves.
-Si la caña que está sembrando crece -les dijo-, podrán fabricar jaulas en las que atraparnos.
Debemos darnos prisa y arrancar todas las semillas antes de que germinen.
-¡Qué idea más tonta! ¡Como si la caña creciese de un día para otro! -dijeron las demás aves.
Pasado un tiempo, la caña creció y, aunque los pájaros intentaron arrancarla con sus garras y sus picos, fue imposible: las plantas se habían hecho fuertes y duras, y ya no había nada que hacer.
La golondrina, viendo que pronto su vida iba a estar en peligro, le pidió protección al agricultor.
Desde entonces pudo vivir segura, mientras que las demás aves fueron cazadas y encerradas por otros hombres en las jaulas que fabricaron gracias a la caña.
MORALEJA
Es más fácil eliminar el peligro en los comienzos que cuando ya está instalado.
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Vivían en el bosque una cigarra y una hormiga.
En verano, la hormiga trabajaba llevando comida al hormiguero. Entre tanto, la cigarra se pasaba día y noche cantando.
Cuando llegó el frío invierno, la cigarra se encontró sin nada que comer y, hambrienta, fue a pedir alimento a la hormiga.
-Pero, ¿qué hacías tú cuando el tiempo era cálido mientras yo recogía grano? -preguntó la hormiga enojada.
-Cantaba libremente -contestó orgullosa la cigarra.
-¡Me gusta tu frescura! Pues si entonces cantabas, baila ahora, amiga mía.
MORALEJA
No dediques tu vida solo a la diversión; trabaja y guarda para los momentos de escasez
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Imagen cortesía de Freepik (freepik.com) Todos los derechos reservados. Los discípulos de Jesús se dedicaron a recorrer el mundo entero para...